26/11/2008

Navidad, ¿dulce Navidad?

Parece que fue ayer cuando era 26 de noviembre de 2007, que fue ayer cuando se acercaba la Navidad, el fin de año, los exámenes, los carnavales, todo junto… parece que fue ayer pero, cuando desperté, ya era hoy y ha pasado un año sin darme apenas cuenta.

Intentamos manejar y agarrar el tiempo de tal forma que cuanto más apretamos más se nos escapa de las manos, como si intentáramos coger un pez; así una y otra vez, sin cansancio, sin tregua, sin rendición, sucumbimos a las agujas del reloj, prisioneros de un tiempo que es nuestra propia creación.

La semana que viene ya estará todo decorado con motivos navideños, la gente tendrá los árboles en sus casas, los centros comerciales las luces intermitentes e incansables, de las farolas colgarán adornos rojos y dorados y todo el mundo le cantará a la paz y al amor.
Pero, ¿acaso hay falsedad más grande que engañarte a ti mismo? No quiero ser drástico, ni dramático, ni pesimista, pero no conozco a nadie que durante el año pretenda lo que se pretende en estas fechas, y ¿por qué?, porque en Navidad hay que ser el más chachi, el más guapo, el que más compra (aunque no tengas dinero suficiente para pagarlo), el que más sale, el que más se divierte, el que más familiares logra reunir en la cena de Nochebuena (aunque no se lleve bien con ellos), el que más sonríe por fuera cuando está llorando de rabia por dentro.

El consumismo, el capitalismo, el paso del tiempo, el egoísmo y las ganas de querer ser quienes no somos le han quitado el sentido a unas fechas que, en algún momento de la historia, debieron de haber tenido un significado vivo, real y sustancial.

No señores, no somos tan guay, no nos llevamos tan bien con nuestra familia, el resto del año no le cantamos a la paz y al amor y, mucho menos, a la religión (si no olvidamos que la Navidad tiene un trasfondo totalmente religioso, por más que nos pese a algunos), no regalamos con sentido y con significado sino que la cantidad se ha vuelto directamente proporcional a nuestro “prestigio social” (por llamarlo de alguna forma). No señores, no; nada de lo que hacemos en estos días de “natividad de Nuestro Señor Jesucristo” es verdad, empezando porque el Papa Noel con el que hemos crecido es un invento de la señora Coca Cola.
¿Se nota mucho que no me gustan la Navidad ni la Coca Cola?

Pero ¿creías que porque yo te lo dijera y lo expresara a los cuatro vientos iba a ser distinto?, ¡pues no!, y eso aún me da más rabia. Mañana me toca a mí ir de compras navideñas para regalarle a mis seres queridos, eso sí, con mi sueldo que no es gran cosa y la archinombrada crisis, que no es tan crisis viendo los niveles de consumo en los centros comerciales, yo no me atrevo a regalarle más que a mis padres y a mi hermano.

Por cierto y hablando de fiestas y fechas de gratitud, humildad y buen rollo: ¿alguien me ofrece un buen plan para Nochebuena y también para Nochevieja?, aún no sé que voy a hacer y, como siga así, me veo en la cama antes de las uvas.
¡Se permiten propuestas en los comentarios!

1 comment:

ANDERMAY said...

En mi familia, en nochevieja, nos juntamos con los primos y todos nos quedamos en casa pasándolo pipa, jeje. Nunca he relacionado esa fecha con salir de marcha, aunque hubo un par de veces que lo hice.

¡¡TE HE VISTO EN "FAMA"!!! que lo sepas. Y lo hacías muy bien.