15/03/2012

La historia de una ANIMALADA

Ally es el nombre de mi perra, una Beagle que tiene 6 meses de edad.



Está en casa desde el pasado 26 de enero, cuando entré a una tienda llamada “Animalada” (C/Barcelona, nº12, 38204, La Laguna – Tenerife) y me enamoré por completo de ella.


Desde el primer día, la perrita tenía diarrea y notábamos que no estaba demasiado bien, pero creímos que estaría algo estresada por la adaptación al nuevo hogar, a la nueva familia y la separación de los otros perros con los que se encontraba en la tienda. Añadir aquí que en dicha tienda, la alimentaban con 150gr. de pienso al día, cuando la perra (por su peso y edad) debía haber estado comiendo unos 300gr., con lo que, para empezar, estaba mal nutrida. Normalmente esto lo hacen muchas tiendas para que los perros no crezcan y así venderlos más fácilmente, pero debería ser ilegal y denunciable; puesto que ponen en peligro la salud de los animales.


Al llevarla al veterinario para ponerle la tercera vacuna (que ya debería haber tenido puesta por la edad que tenía) descubren que está mal desparasitada (se supone que su última desparasitación fue el 21 de enero, cinco días antes de llegar a casa) y tiene que tomar antibióticos. Pocos días después de terminar el tratamiento de desparasitación, la perra se pone muy enferma, tiene fiebre, náuseas, dolor abdominal, no come, no se levanta, tiembla y tiene 42 grados de fiebre.
Inmediatamente me voy al veterinario con ella y, tras dejarla un día y una noche ingresada y hacerle las pruebas pertinentes, le diagnostican una hepatitis adenovírica, probablemente debida a una incorrecta vacunación, puesto que entre la segunda y la tercera vacuna de Ally transcurre mes y medio (normalmente, entre cada vacuna deben transcurrir quince días) y mi veterinario cree que fue, en ese periodo, el momento en que la perra enfermó (justo cuando estuvo en la tienda, en contacto con otros animales sobre cuya salud no tengo constancia alguna).
Entre ingreso, pruebas, análisis, consultas veterinarias y medicamentos he tenido que gastarme, aproximadamente, unos 500€.

Además de ello, detectamos que la perra sufre una alergia, probablemente, alimentaria. Con lo que hemos tenido que hacerle ya dos cambios de dieta. Si no responde a este último cambio, habría que hacerle unas pruebas de alergia que ascenderían a unos 200€ aproximadamente.


Por supuesto he ido a la tienda de animales a pedir una explicación sobre la salud de mi perra, pero eludiendo responderme a tal cuestión, sólo me han informado de que no se harán cargo de los gastos veterinarios.

Afortunadamente, mi perra evoluciona favorablemente y ya se le ve feliz, con energía y disfrutando de nosotros, como nosotros disfrutamos de ella. Pero hemos sufrido mucho porque, desde que llegó, ha sido un miembro más de nuestra familia y nos hemos desvivido por sacarla adelante, porque se recuperase y estuviese sana.


Ya he tomado las medidas que yo he creído oportunas por las vías que yo he considerado que debía hacerlo en contra de la tienda de animales. Ahora sólo me queda informar, a cuanta más gente mejor, para que no compren en esta tienda que no vela por la salud de los animales que vende y que, cuando el cliente reclama por lo que cree justo, dicho establecimiento elude cualquier responsabilidad que, por supuesto, les corresponde.


Por favor, si crees que es justo lo que reclamo, si te ha pasado algo parecido, conoces algún caso o simplemente quieres, difunde la historia de Ally, sobre todo, para que esto no le vuelva a ocurrir a nadie más. Porque cuando compras, adoptas o recoges un animal y lo traes a casa, lo haces con la ilusión de convertirlo en parte de tu vida, de tu día a día, con la ilusión de que el animal disfrute de todo el cariño que estás dispuesto a darle y no hay derecho a que una tienda rompa este sentimiento cuando descubres que tu animal no está sano y que podría haber muerto si no hubieses actuado a tiempo.


Muchas gracias.

27/02/2012

Pensando en ti

"No pasa un sólo segundo sin que esté pensando en ti de alguna forma. Quiero ver tu cara, sentir tus manos en las mías, notar tu cuerpo contra el mío. Pero sé que eso jamás ocurrirá. Me dejaste y no puedo recuperarte".

04/12/2011

El punto débil

Me atrevo casi a jurar que eres eso que nunca esperé conseguir, lo que jamás ansié, lo que no dejé de anhelar porque no empecé en ningún tiempo semejante búsqueda. Eres eso que en mi sueños temía, lo que me desvelaba, por aquello por lo que no quería dormir, el pensamiento que borraba mis pensamientos.

Eres una contradicción con alma. Con un alma que no me pertenece, que no te pertenece siquiera a ti, a nadie. O quizá sin ella. Te contradices, me contradices, haces que me contradiga, juegas a contradecirnos y ganas, siempre ganas, sin importarte que no haya premio de consolación para mí y que ni siquiera lo haya para ti. Jamás te has dado cuenta de que no has ganado nada, que tampoco has perdido nada, no, o eso crees tú, pero ¿quién te devuelve el tiempo que usaste haciéndome creer que el mundo, a tu lado, tendría un significado que me llenase? Ni siquiera pensaste en que el significado que tú le dabas, jamás fue el que me hubiese gustado darle.

En mi habitación, hoy vacía, fría y oscura, me jurabas que era feliz, que eras feliz, y me hacías ver amor, me hacías hacerlo, dártelo. Me hacías creer que había luz, que sentía calor y que llenabas las paredes de mi mundo, pero eran sólo hologramas baratos, visiones estúpidas, imágenes absurdas, tan malas como tú, que se desvanecieron antes incluso de irte.


Y en mi aparente serenidad ante tu firme presencia, me dedicaba sólo a observar, a descubrirte, a conocerte, a saber por dónde saldrías en tu próximo ataque o a aprender de memoria el mapa de las trincheras donde te refugiabas. Sí, jugaste conmigo porque me llegaste a conocer más de lo que yo jamás imagine, llegaste al fondo y viste mi punto débil: tú.
Pero mientras, olvidaste cerrar algunas puertas. Y de lo que nunca te diste cuenta es que, desde el principio, también supe cuál era tu punto débil: yo.

30/11/2011

El hombre de tu vida

"No puedo ser el hombre de tu vida porque ya soy el hombre de la mía".

12/11/2011

Las chicas malas, las cosas buenas

Es por todos conocida aquella famosa cita de Mae West en la que reza que “las chicas buenas van al cielo, pero las malas van a todas partes”.

Y hubo un tiempo en el que Mónica Naranjo fue una chica mala. Un tiempo en el que olvidó, en el que sobrevivió; un tiempo en el que pudo ser cruel y en el que lejos ganó libertad y perdió la fe. No sintió pena, no supo perdonar, jugó al amor, se pintó locuras en la piel, le costaba creer y se tornó libre para siempre, jurando no entregarse nunca a nadie. Y pasó, pasó de ti, tío.
Muchas cosas fueron las que acontecieron en la vida de aquella chica mala. Algunas de esas historias nos fueron contadas de la mejor de las maneras en que pudo hacerse, nos las cantó a viva voz, alzándola y desgarrándola cuando debía gritarle al mundo su pensamiento, calmándola y susurrándola cuando tenía que pronunciar te quieros y palabras de amor. Pero hay historias que jamás nos fueron relatadas de ninguna de las formas, historias que por un largo tiempo permanecieron encerradas en un cajón, ocultas en un rincón de las mentes de los protagonistas o incluso enterradas en el olvido, ese que a veces se empeña en recordarnos lo que no queremos. Y hubo que hacer un sacrificio. Hay veces que debemos sacrificar algunas de las cosas que queremos o en las que creemos para conseguir otras que, se supone, que nos van a reportar algo mejor.
Como buena chica mala, ella no iba a llorar, ¿de qué le servía ya? La imposición y la ambición debían hacerse amigas y a la vez, amistarse con ella para seguir, para vivir, para obtener lo que se perseguía. Y así pasó el tiempo. Diciéndose a sí misma que no iba a llorar pero llorando lágrimas de escarcha, cuando nadie la veía, cuando nadie podía oírla sollozar, y al tiempo, sin que nadie se diera cuenta, iba congelando con sus lágrimas y a su paso lo que ya creía inerte, sin sentido, aquello en lo que no debió creer. Pero como una supuesta y buena chica mala, aquella mujer se reponía, peinaba su melena de caballo, pintaba sus ojos de esfinge y sus uñas de felina, se desvestía de su piel y se enfundaba en las de otra mujer, caliente en la ejecución de sus movimientos de serpiente encantadora, salvaje en la agresividad de su mirada escandalosa y ardiente en sus imponentes pisadas a cada escenario.

Un buen o mal día, aún está por descubrir qué, algo pasó. Una historia paralela a esta historia que jamás nadie nos contó. Pero Mónica, la mala, se liberó de los disfraces, de las cadenas, de las torturas, de las imposiciones y, una vez más, volvió a sacrificarse por obtener algo que creía más importante, que imaginaba mejor, que soñaba precioso y feliz. Lo que aquella chica mala no sabía es que esta vez sí que lo conseguiría, esta vez no tendría que vestirse de nadie, no tendría que dejarse guiar por mentes perversas ni poner capas de pintura puesto que el carmín natural de sus labios era el más bonito, el que más le gustaría y el que desearía tener de ahora en adelante. Y así sucedió.
Hubo un tiempo en el que Mónica Naranjo fue una chica mala. Un tiempo en el que, como a todos nos ha pasado alguna vez, quizá dejo de creer en su instinto. Y aunque Mae West se haya empeñado en creer que los malos son mejores, yo le digo a esa gran mujer que “mala se nace, no se hace y también se muere” y Oscar Wilde, que fue un señor muy inteligente le dice que “es absurdo dividir a la gente en buena y mala; la gente es tan sólo encantadora y aburrida”; así que querida Mae, nuestra Mónica nació buena y encantadora y como no hemos hecho sino pedirle que no cambie nunca, nuestra Diva será siempre así, buena, será siempre la mejor y nunca mala, como nunca lo fue.

Y aunque esta historia pueda parecer triste a priori, no es más que una forma de demostrar que creer en uno mismo es siempre el mejor camino, que nunca es tarde para serlo y que de lo vivido siempre quedan recuerdos, lecciones, aventuras que nos enseñaron a caminar en equilibrio, caminos sin salida en los que siempre podremos recular y, al final del desvío correcto, canciones, muchas canciones y buenas canciones que podemos disfrutar y vivir con la misma intensidad con la que Mónica, nuestra protagonista, nos ha enseñado siempre, y seguro que sin apenas darse cuenta, que es la mejor chica buena que conocemos.

09/05/2011

De ese lugar

Allá donde el sol no duerme y la luna no despierta, donde las almas buscan bailar en cuerpos que no son suyos. Ese lugar sin dueño, esa tierra sin nombre, desierto de nada, invisible paraíso, manjar de humanos, pecado de dioses. De ese lugar soy. Y a ese lugar me voy.

30/04/2011

Higher window



Just don’t tell me that it’s too late for me to love you...