17/08/2009

Day 1: sweet-and-sour

Si tuviera que definir con una sola palabra las sensaciones que he vivido desde que anoche llegué a Dublín hasta ahora mismo esa sería la palabra: agridulce.

Me explico: empezamos por tener en cuenta el retraso de más de dos horas y media del vuelo Madrid – Dublín, lo que supuso haber estado tirado literalmente, desde las 11 de la mañana (hora en la que llegó mi vuelo desde Tenerife) hasta aproximadamente las 22:45, es decir, unas doce horas “solamente”. A eso le sumamos que, a mi llegada (retrasadísima) a la residencia me encuentro con que me toca compartir habitación con tres chicos que no saben lo que es fregar un plato, pasar un paño, barrer ni tampoco limpiar los pelos del lavabo cuando uno se afeita. Me bajo a las 2:30 de la madrugada a recepción y pido un cambio de habitación obteniendo como respuesta que hasta el día siguiente no me pueden ayudar. Madrugo, me ducho como buenamente puedo, es decir, entre mal olor y “mierda” (hablando mal y claro), me bajo a la recepción con 20 kg de equipaje y 8 kg de equipaje de mano y me dan más largas, ahora tengo que comentarlo en la escuela. Lo comento y me dicen que hablarán con ellos. Pasa todo el día de hoy, llego a mi habitación y me la encuentro exactamente igual, lo que se traduce en que los trozos de comida pegada a los platos amontonados sin fregar siguen en el mismo lado. Vuelvo a la escuela a reclamar y pedir una explicación y dicen que vendrían a inspeccionar el piso y avisar de que o limpian o se quedarán sin fianza. Y viene un miembro de la empresa que organizó mi viaje y avisa y el único compañero que hay en mi habitación se pone a limpiar, hasta que aparece el segundo. Y yo, a todas estas, recogiendo botellas de alcohol vacías, vasos usados, papeles del piso, colillas de cigarro y barriendo el piso. Sí, lo sé, soy estúpido porque yo no tendría que limpiar mierda que no me pertenece, pero es que encima me da hasta pena (lo retiro, no, no soy estúpido... soy ¡gilipollas!).

A ver si, a partir de hoy vivimos con un poco más de orden y de limpieza, porque hasta este mismo instante de lo único que he tenido ganas es de cogerme un avión de vuelta a Tenerife y olvidarme de esto para siempre. Lo único que me ha frenado es que he conocido a buena gente y que Dublín es preciosa, que me encanta y, si no fuera en este piso, no me importaría quedarme hasta que me cansara.

Sé que es triste, pero esta ha sido mi "bienvenida" a Irlanda. Como dice la canción “esperando que algún día todo cambie…” sino, creo que se me van a hacer eternos los 19 días restantes que me quedan.

PD: tengo fotos del "cuadro" con el que me encontré y las guardaré por si las necesito para las reclamaciones pertinentes que puede que interponga, pero no ilustro con ellas este post porque no quiero que ustedes, señores lectores, se me mueran del asco. Si sobrevivo a tanta bacteria, escribiré pronto.

1 comment:

Juanjo Rengel said...

Jo !!
Con lo bonito que pintaba todo...
Piensa que peor, no podrá ser, así que mejor encontrarte con lo malo el primer día, y comenzar a descubrir lo bonito hasta que vuelvas.

Mucha fuerza, no debe ser fácil estar allí con ese "cuadro".
Disfruta todo lo demás. Que para eso estás alli.