05/02/2009

La misma canción

Ya no sé qué escribir, ni cómo empezar, ni cómo terminar, ni siquiera si esto ya lo había dicho antes…


Creo que uno de los peores enemigos del ser humano es la rutina pero, a la vez, también creo que es el propio ser humano quien, inconscientemente, se aferra a una rutina para sentirse seguro.

Mis días se suceden iguales, unos tras de otros, sin más que lo que es lo mismo. Los días de sol hace el mismo sol, si están nublados hace el mismo frío y si llueve, llueve siempre con la misma intensidad.

Por cierto, hoy llueve. Pero llueve igual que llovió ayer, que la semana pasada y que hace un mes. Cuando creí que la lluvia hoy me traería un día, una tarde o una noche diferente, simplemente me trajo un mensaje, el mismo de siempre, me dijo que mis días son como un eco, como un sistema cerrado en el que reina la retroalimentación, como la misma canción en la radio cada vez que subes al coche, como un ritual necesario a seguir para intentar cambiar algo y terminar siempre haciendo lo mismo. Hoy leí las mismas páginas una y otra vez, me tomé el mismo café que me tomo cada día desde ya no sé ni cuándo, pensé en lo mismo que siempre desde que pienso en cuándo empecé a pensar y terminé sentado, aquí, escribiéndote que estoy hastiado de hacer siempre lo mismo, de correr y nadar siempre en la misma dirección, de luchar una y otra vez contra los mismos obstáculos, de soñar el mismo sueño y de tener la misma pesadilla. Aquí estoy, contándote que estoy cansado de que nada cambie de color, queriendo que todo sea diferente sin, ni siquiera, hacer algo distinto.

Y es, tal vez, el mismo miedo a lo nuevo, a lo diferente, a que todo cambie demasiado el que me hace leer las mismas páginas, tomar el mismo café, pensar en lo mismo cada día, hacer lo mismo de ayer. Tal vez todo empiece y termine en mí, y por eso no veo más allá de lo de siempre, porque tal vez no hay más nada; porque, tal vez, no lo sé, quiera seguir subiéndome al coche, conduciendo en la misma dirección, escuchando la misma canción...

La melancolía no desaparece,
cómo llueve, cómo llueve;
ya es amiga mía y hasta me parece
que me quiere, que me quiere.
La melancolía ya es amiga mía,
cómo llueve, cómo llueve.
Hoy me siento mal, pero cuando estás,
tus palabras me conmueven.
La melancolía ya es amiga mía,
cómo llueve, cómo llueve.

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