06/01/2009

Abre los ojos

Ya ha pasado todo, la Navidad, el fin de año, los Reyes y las vacaciones que estas fechas suponían. Ahora no queda más que dejar que el nuevo año pase e intentar llegar a final de mes sin notar cómo aprieta, cada vez más, la soga al cuello.

El consumismo y la publicidad cada año atrapa mas victimas, nos vicia, nos envuelve, nos lava el cerebro hasta el punto de hacernos creer que, si no compramos lo que se nos muestra en tv, revistas, escaparates, radios, carteles, etc., somos insignificantes, no somos nadie. Y digo “nos” porque me incluyo en un todo del que nadie puede escapar o del cual, difícilmente, algunos logran huir y salir ilesos, que es la masacre dineraria que la sociedad sufre a finales-principios de cada año. Y digo yo, tanto quejarnos de la rutina y acabamos siempre haciendo lo mismo, tal vez sea por eso que las cosas nunca cambien.

Esto es como tener algo frente a tus narices y no querer verlo, o no verlo simplemente porque nuestro sentido de la vista, para según qué cosas, está algo atrofiado. Y es que es cierto eso que dicen de que “no hay peor ciego que quien no quiere ver”, porque parece ser que nos da igual gastarnos un dineral en regalos incluso sabiendo que, la inmensa mayoría de los paquetes que hemos abierto esta mañana, mañana, estarán a mitad de precio.

Los negocios nos estafan en nuestras propias narices y, a los dos días, se ríen de nosotros en nuestras propias caras con el cartel de “rebajas”. Y como no tenemos suficiente, seguimos comprando a pesar de la archinombrada, hipersonada y cansina crisis y, cómo no, la superfamosa “cuesta de enero” de cada año.

Muchos se gastan el sueldo, otros los ahorros del año, otros piden préstamos y otros hacen lo que pueden con el dinero que hay…

…me parece todo tan materialista, tan superficial, tan egoísta por nuestra parte, ¿te has parado a pensar qué significado tiene todo esto? No hace falta, ya te lo digo yo, ¡ninguno! ¿Por qué de esta forma?, pudiendo ser mas prácticos, más realistas y más sinceros con nosotros mismos y con lo que nos rodean, tenemos 365 días al año para regalar, para que vayamos por alguna calle ojeando algún escaparate y, en caso de que veamos algo que nos gusta para nuestra madre, padre, hermano, amigo, pareja, o lo que sea, lo compremos y se lo regalemos sin ningún otro motivo que por habernos acordado de ellos y asociarlos al artículo. Es que, he podido comprobar, cómo personas que el resto del año ni se soportan, se regalan, porque claro, luego viene el ¿cómo voy a ir con las manos vacías?, o el ¿y qué dirán si no le regalo nada?

Una vez leí en un libro que “los regalos se hacen por gusto del que regala, no por mérito del que recibe” pero, para mí, nada más lejos de la realidad. Si partimos de esa base, menos significado tendría toda esta farsa y, lo que debemos hacer, es creer en lo que hacemos, regalar porque sentimos y no pensar que la cantidad de dinero gastado o el número de regalos debajo de nuestro árbol va a ser algo realmente significante en nuestra vida, porque no es así.

¿Qué me dices de todos esos niños cuya ilusión se rompió en pedazos cuando esta mañana, al levantarse, descubrieron que su árbol estaba vacío?, y si es que tenían árbol. Sus padres, tal vez, estaban en paro, o con lo poco que ganaban no les daba para comprar regalos y llegar a fin de mes. ¿Son peores personas ellos por no ser víctimas del engaño al que nuestro “primer mundo” está sometido? Tal vez no, o tal vez sí, porque, tal vez, si hubieran tenido el dinero suficiente lo hubieran malgastado de la misma forma que, cada diciembre y enero, lo malgastamos nosotros.
Abre los ojos y mira a tu alrededor que, como bien escribió Carl-Johan Vallgren, “la realidad es sólo un escenario mal dibujado junto al horizonte”.
Aquí te dejo un video que frivoliza el tema navideño un poco más

1 comment:

Jaime Antonio said...

feliz año nuevo xtian
que tdo sea maravillos
cuidatee