25/10/2008

Un viaje hacia un sueño

Hay quienes dicen que los sueños se cumplen, otros creen que son sólo eso, sueños, y que el sentido de la vida reside precisamente en intentar conseguir lo que no se alcanza; y luego están los que, como yo, soñamos e intentamos alcanzarlos sin saber bien si algún día podremos lograrlo o no, creyendo a veces en todo y a veces en nada.

En algunos momentos pesimistas he llegado a pensar que los sueños son solo oportunidades que nos da la vida para acercarnos a todo aquello que jamás podremos tener en realidad, pero me duele pensarlo, me niego a creerlo y cruzarme de brazos esperando a nada, conformándome, y resignándome a que soñar es a lo más que puedo aspirar.


Esta semana he recibido una llamada. Una llamada que, no sabes cuánto, me ha hecho recuperar la ilusión que hace un año había perdido casi por completo. Sin pensarlo he cogido ropa, he hecho las maletas y he sacado el primer billete que me lleve al destino donde he de demostrar lo mucho que quiero una oportunidad, donde tengo que expresar sólo con movimientos lo que tanto tiempo llevo soñando despierto y también dormido, lo que ya intenté una vez, fracasando en el intento, pero que vuelvo a repetir con más fuerza si cabe.

En dos días me embarco en una aventura que, siendo cual sea su final, espero que la experiencia sea tan positiva como cuando lo intenté la vez pasada.
No quiero pensar demasiado en ello, pero a la vez no puedo dejar de imaginármelo, tampoco quiero planificar nada demasiado, pero quiero estar preparado para lo que pueda venir. Quiero pensar que sí, pero sé que también es posible un no y, en la jugada, las posibilidades están al 50%, o me he hecho a la idea para no dejar que me afecte un posible error en la ejecución.

Me voy con paso firme y decisión, con fuerza y más ganas que nunca, solo en este intento, deseando y soñando que, al regresar, me dé cuenta de que la suerte fue mi compañera.

El lunes te contaré cual fue el resultado, hasta entonces… sigamos soñando.

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