28/11/2009

Talking to the mirror


Me miro al espejo y no me gusta lo que veo. No soy yo, y el reflejo no me muestra quien soy porque, simplemente, no soy, no estoy, y sólo veo sombras y restos de quien un día quería luchar contra el mundo para ser feliz.

Le hablo a esos ojos tristes, a esa boca que no sonríe, a esas ojeras, al ceño fruncido, a esa piel apagada. Le hablo y le digo que no se preocupe, que sea fuerte, que no busque una razón porque, simplemente, no la hay. Le hablo y le digo que algún día, y sin necesidad de nadie, volverá a ser quien fue, con las mismas ganas, las mismas fuerzas, las mismas virtudes y, por supuesto, los mismos defectos; pero curtido con el dolor de la experiencia.

Hay momentos en los que logro no sentir nada malo, ni sentir nada bueno. Simplemente salgo de mi propio cuerpo, mi alma se va a algún lugar que aún no conozco, y mi cuerpo se queda inerte y mi mente pensante, sumergida en ti y en tu mundo. No puedo olvidarte, pero tengo que buscar una salida. Y cuando decido volver a mi cuerpo y seguir viviendo, me descubro hablándole al espejo. Buscándote.

23/11/2009

Un corazón para nadie



"Tengo un corazón para nadie y nadie se lo quiere quedar". Una vez más me lo he arrancado del pecho con la esperanza de que alguien lo quisiera pero sólo he conseguido a hacerle daño a éste órgano vital y hacerme daño a mí mismo.

Lo di sin mirar nada, ni el tiempo ni la distancia ni tampoco si tú lo querías realmente. Tal vez fue un error, lo sé, pero prefiero arrepentirme de lo hecho que lamentarme después pensando en lo que hubiera sido.
En más de una ocasión he creído (o he querido creer) eso de que el único modo de obtener el control, es dejarse llevar. Y a duras penas y entre lágrimas, viendo como cada uno mis latidos eran pagados por ti con duras palabras o, incluso, sin ellas; he llegado a comprender que ése no es mi caso y que, probablemente, no lo será nunca.
Te di el corazón sin mirar el pasado, sin mirar el futuro y llegué al presente imperfecto de la vida real. No te diste cuenta de cuánto significaba para mí lo que te estaba ofreciendo y tengo la sensación de que tampoco me creíste del todo. Y yo nunca te enseñé del todo mi dolor. Por eso no te culpo, simplemente creo que no supiste verlos. Ahora solo queda coserme los profundos cortes que me hiciste con tus palabras afiladas, lamerme las heridas que me dejo la lucha con tu indiferencia y desinfectarme los tatuajes que dejaron tus manos en mi piel.

Estoy roto de dolor, triste, desorientado y me siento la mitad de lo que fui. En cambio, quiero que tú seas la persona más feliz del mundo. No escribo estas líneas para que regreses y me ames de verdad ni tampoco para que me odies. Solamente he comprendido que todo es posible, sí, pero en determinadas ocasiones se pagan precios que no siempre uno está dispuesto a pagar.

Hoy me has devuelto el corazón que un día te entregué y yo me dedico ahora, silenciosamente, a mirarlo latir en mi mano, casi muerto. Late sigilosa y lentamente, no le quedan fuerzas, así que lo devolveré a su lugar, consciente de que algún día volveré a arrancármelo para entregárselo a nadie, porque nadie se lo quiere quedar.
Adiós.