A veces, las decisiones más importantes en la vida hay que tomarlas, casi en un segundo, porque no tienes tiempo de meditarlas demasiado y porque tampoco sería bueno meditarlas demasiado.
Hay decisiones que te llenan de felicidad, hay decisiones que te destrozan y hay decisiones que creemos tan insignificantes que no sabemos de su verdadera importancia hasta que tenemos que tomarlas.
Todas ellas nos llevan a algo posterior, a algo que será y a algo de lo que, seguro, aprenderemos otra cosa. La vida consiste en eso, en tomar decisiones continuamente, en labrar nuestro destino hasta llegar a la decisión final, esa que nunca tomamos nosotros mismos.

Me gusta dormir para soñar contigo. Porque solo así te siento cerca. Solamente soñando puedo volver abrazarte, a mirarte a los ojos directamente, y a ver tu cara a la altura de la mía. Solo cuando sueño puedo despertarme abrazado a ti, con tu voz susurrándome al oído, como ya me desperté aquel día. También en sueños puedo besarte y sentir tu calor, tus manos rozando mi cuerpo y tu respiración acelerándose al mismo ritmo de los latidos de mi corazón.

...mirando los besos que otros se dan.







